domingo, 26 de octubre de 2008
Fresca está la madrugada
y en la aurora maracucha una inmensa voz se escucha, es el bardo que en parranda, cantando sus gaitas anda deleitando a quien lo escucha. (BIS)
En la bruma resplandece Maracaibo cuando duerme y taciturna desprende el aroma de su arcano, cuando noble y grande emerge la imagen de aquel zuliano.
Que en la aurora se agiganta.
Despierta y se estremece la ciudad del sol amada,cuando la voz adorada de aquel bardo fiel le canta y orgulloso se levanta y a su terruño le ofrece
Su corazón en la mano.
Con rumbo firme al ocaso proyecta el sol su agonía, la voz se apaga y el día, muere vagando cual duende,
de nuevo la ciudad duerme con el bardo en su regazo. (BIS)
La luz nace en la mañana, interrumpe en mí el ensueño, la voz creo que fué un sueño, pero hay un misterio grato, dejó olvidado su cuatro, debajo de mi ventana.
en la bruma ...
Gaita zuliana " Aquel zuliano" RICARDO CEPEDA.
sábado, 25 de octubre de 2008
transfiguración del amor
Ella, la heroína de los infiernos
Desenvuelve en el hombre
virajes de la cabeza
como reyes de una postal.
en un pie la esquila de niños
en mi boca la punta del sol frenético
como la manchja dorada
en la muerte,
como el mensaje de los paraisos
en las túnicas dormidas con libertad
transforma el bosque en guantes del ruiseñor
en uvas de nieve,
en la conspiración
que mencionan sus manos.
el que barniza la sombra allá está puro enigma
para esconderla en el intrerior del Oceano;
las sienes devueltas al aire feérico
bajo una playa trazó señales en el desencanto
esperando el vertigo que fluía en esa crisis nupcial
o cada extravío entre bahias forecientes,
en las oleadas que gravitan al alba
o una copa llameante a la izquierda para alcanzar el misterio
Elena y los elementos.JUAN SÁNCHEZ PELÁEZ
lunes, 20 de octubre de 2008
Me confieso de tu raza...
Origen
Tu me hablas de un poema
de gentes extrañas diferentes
De hombres y mujeres
cuyo origen está
hundido
en pleno corazón del suelo
Pero aún así
me miras y me llams
alijuna*
pero yo
no quiero entre ustedes ser
un extranjero
por mis venas corre
la vieja sangre wayúu**
Mi abuela hablaba
con sabor a tuna y a cují
y su piel respiraba salitre
de la vasta región de Mara
Me confieso hijo
de tu raza...
Y si hablo
la lengua del hispano
es porque también
en nuestra sangre late
un pedazo de esa España
que vive y mueres
con nosotros
Pero aún así
no quiero entre ustedes ser
un alijuna
por mis venas corre
la vieja sangre del wayúu
Quiero sentirme
una noche sin luna
sentado a la orilla de la llama
recitando
las canciones
que de ustedes
jamás aprendí
Quiero entre ustedes
contarles
a Kennia y Yeley,
y demás hijos,
los mitos
de Ramón Paz Ipuana
y escribir
en el mismo lenguaje tuyo
los poemas de amor y muerte
y respirar
bajo el invierno bravo
el viento fuerte de la noche
Pero yo
no quiero entre ustedes ser
un alijuna
por mis venas corre
la sangre del wayúu.
*Alijuna: hombre blanco, extranjero, en la lengua guajira
*wayúu:nombre original de los guajiros.
JOSE PARRA FINOL. DESPUES DEL PRINCIPIO.
domingo, 19 de octubre de 2008
El amor -lo sabe- no puede ser una experiencia a medias...
El despertar
Reunidos en una tarde en el dique que resguardaba al campo del lago, pescando con los ojos las agujetas que nadaban bajo los coágulos flotantes del petróleo y se aproximaban suspicaces a las rocas de la base, Daniel hizo nuestras las imágenes de una historia que-leída o vista en la televisión- lo obsesionaba: Un capitán de barco está en un bar de mala muerte. Imagínatelo vestido de negro y con uniforme antiguo. El hombre está apoyado en la barra y empina un vaso tras otro después de atravesar por meses el Pacífico. Desde un extremo del bar, alguien mira: un viejo, sí, un viejo zorro de los mares ya retirado de todo oficio. El viejo sabe que el capitán sufre, el viejo lo intuye con solo verle las arrugas en el rostrointuye con solo verle las arrugas en el rostro. El capitán volverá a partir del día siguiente y ahoga un lamento secreto en el círculo vidrioso que le devuelve a cada vaso vacío. El capitán zarpa al amanecer y el velamen amplio del navío se confunde en el horizonte nebuloso. El viejo leyó en ese rostro deshecho por el salitre de los días venideros del capitán: sabía que esa angustia se pagaría en alta mar, sabía que en alguna isla remota del pacífico la tripulación divisaría un pez grande y arqueada a la deriva, sabía que divisaría un pez grande y arqueado ala deriva, sabía que tiraría una red y que lo traerían a bordo, sabía que nadie creería lo que los ojos revelaban: una sirena adormecida, pálida, de belleza irrenunciable.
El viejo la ve a través de la mirada del capitán, el viejo la caricia desde la distancia y no se sorprende de que el capitán la forre en un manto y la aparte de la vista de los demás encerrándola en su camarote. El capitán vela por la lenta recuperación de lo que ya es un sordo amor: paños calientes en el rostro sublime, toallas de seda en los senos perfectos, cepillo de cubierta en las escamas tornasoladas. El hombre besa ese rostro cuando despierta, el hombre recorre con la lengua cada pedazo de esa piel inaudita. Pasa algunos meses antes de que, el día fijado el viejo vea regresar al capitán al mismo bar. El amor -lo sabe- no puede ser una experiencia a medias, no puede ser un deseo impedido por esa torcida naturaleza. Por eso se acerca el capitán, por eso se le acerca y deja caer en sus manos un frasco pequeño con el elixir milagroso. Sin decir palabra, el capitán recibe la pócima secreta, mientras el viejo le cierra las manos con las suyas y asiente con la cabeza. Esa noche, esa noche con el navío atracado en puerto, esa noche con la luna derramada en cada objeto de la cubierta, el capitán vació el elixir en la boca de la sirena dormida y le acario la frente hasta que el sueño lo derrumbó en el suelo. Al día siguiente, como un obsequio definitivo de los dioses, como una bendición que calmara su alma atormentada, el hombre abre los ojos a ras del suelo y descubre unos pies tenues caminan de un lado a otro del camarote como reconociendo un espacio, como buscando ejercitar sus primeros pasos. El hombre quiso besar esos pies, el hombre quiso acariciar esas piernas, el hombre quiso morder esos muslos antes de descubrir que, más arriba de la cintura, la cabeza de un pez antediluviano agitaba su mirada desorbitada mientras abría la boca pastosa.
ANTONIO LOPEZ ORTEGA.NATURALEZAS MENORES.
lunes, 13 de octubre de 2008
"Usted debe insistir en desplazar la nostalgia curtida"
la grama verde del hogar
Reinicié la búsqueda de opciones,
deshilvané la geografía escueta de los sitios en cada anuncio clasificado.
Usted debe insistir en desplazar la nostalgia curtida,
despreder de paredes y tardes su adicción.
decirle a su nariz ! no huela más el cortinaje querido, la inusrpable
lenceria de aquel ser!
Usted debe ser lo suficientemente cauto
para desanclar tantas canciones de sus zócalos y llevarlos hasta los
besos de otra parte.
debe decidirse a levantar
tan provisoriamente como pueda -su capa de exiliado inocuo,
dejando cuentas a lápiz y sudor.
Usted debe urgentemente abandonar su condominio ral, insolvente de poemas,
y vencindar en otra lucidez a la saudable.
José Vélchez Mora.De inagotable secreto.
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