Presente indefinido
Te encontraré ayer tarde.
Seguramente tú hayas perdido
ahora el porvenir contemplando
el vuelo del águila dorada.
Tú habrás estado siempre
inmóvil en el centro del día
de aquel año lejano
en que nos separamos sin darnos
cuenta —sin siquiera
percatarnos allí mismo
de lo que ocurría y todavía ocurre.
De lo que aún perseguimos
hollando la arena de un tiempo
malgastado miserablemente
por saborear los más vivos instantes
de una existencia
que no transitamos nunca.
El pasado por simple puede
que exista pero sólo
como un área y una atmósfera
donde apenas crece la espera.
Donde cada quien es el mártir
de sus propias alucinaciones
y declina y conjuga los hechos
según el giro de sus hábitos
—según la controversia
de sus delicadas memorias
siempre creadas y sobrealimentadas
con substancias fantásticas
para que se multipliquen
con voracidades indígenas.
Volveré a verte
y será de nuevo ayer.
Y te he perdido porque ahora
es mañana. Y es allí justamente
en ese bosque de los insomnios donde
las palabras intercambian las frondas
de sus significados absurdos
—donde pierden su brillo
y se bifurcan las sendas
de los astros del comienzo.
Donde los recuerdos cobran
las apariencias de las profecías
sobre el final de los combates
entre el amor y la muerte.
Es allí justamente donde estamos.
Donde nuestros desengaños
son simples como el pasado
que de pronto se volverá de espaldas
para que podamos
hace mucho encontrarnos.
martes, 30 de diciembre de 2008
POEMA DE LAS COSAS
Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tu sepas quién
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...
Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se estan yendo siempre, pero que no se van...
O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...
Por más que tu prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...
Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.
José Ángel Buesa
Suscribirse a:
Entradas (Atom)