viernes, 21 de noviembre de 2008

A propósito de las mujeres venezolanas en la poesía

MARIA CALCAÑO


Poeta venezolana nacida en Maracaibo. Se casó con sólo catorce años y hasta los veintisiete tuvo seis hijos. Escritora de reconocimiento tardío, fue la primera poetisa venezolana que asumió la modernidad a través de la libertad y el goce de la expresión. Solamente publicó tres libros, Alas fatales (1935), Canciones que oyeron mis últimas muñecas (1956) y Entre la luna y los hombres (1961), éste último póstumo. En 1996 se publicaron sus Obras Completas. Maria Calcaño no siguió los moldes estéticos ni los temas sociales tan imperativos en la tercera década del siglo veinte, pues el marcado erotismo de sus poemas fue subversivo para la época. Murió en María Calcaño


Entre la luna y los hombres
(1era. Parte)
Ama…

¡Mujer!
ábrete el corazón,
que es una flor en llamas,
una sola canción…
---
¡Da tu vida a cien hombres!
¡Que te duela la herida!
---
Que seas como un vaso
levantado en un brazo…
---
Que vientos de placer
te preñen los ojos,
¡mujer!
---
Ama…
Tuya es la alegría.
¡Con un golpe de hombre
en la honda sangría!
-----
El Sueño Vivo
---
¡Hombre! ¿qué me has hecho?
¿qué me diste a beber en un beso
que tengo en el pecho
alegría y dolor?
---
Soñar y soñar…;
pero estar despierta
y aturdida
de este hondo placer doloroso.
---
Y estoy de rodillas
con llanto
sobre las mejillas.
Salobre,
como un puerto nuevo
que golpea el mar!
---
Me Ha De Bastar La Vida
---
Crece sobre mi carne dolorosa
lamiéndome hacia dentro,
hoguera deliciosa!
---
¡Quémame duro, hondo!...
Ni en mi dolor reparo
cuando te pido
recia lastimadura.
---
Molde de sangre.
Sólido.
---
Como un cielo
fundido en el vientre…
---
Le aventará su gárgara
mi vida!
---
Mariposas
---
Cazando mariposas
me sorprendió la lluvia.
Y al besar el agua
con goloso deseo mis mejillas
soñé contigo en la quietud del huerto…
---
Un azahar florido
completó mi retozo
y penetró de símbolo
mi fiesta de muchacho.
---
Y del verde ramaje estremecido
cien gritos
de pétalos fragantes
cayeron en el hueco de mis manos…
---
Y al sentir el invierno
tan de cerca,
hermoso y dominante,
pensé que lo mismo pasaría
cuando tú me quisieras.
---
Yo
---
Por lo que tengo de violeta
los cien deseos más hermosos
llevo despiertos…
º
Mi raza fue de locos.
Por ventura. Perversos
que no fueron idiotas.
---
Reventó la semilla
traidora
en mi cáscara sencilla.
---
Y viéndome el tamaño
no podrán saberme
el tamaño.
---
Para llevarme a cuestas
estoy escrita en verso.
---
Lo más menudita…
y mujer!


María Calcaño
Canciones que oyeron mis últimas muñecas (fragmento)

" Había olvidado las muñecas
por venirme con él.

De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas...

Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
como si a la vida
le nacieran ensueños!

Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.

Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
Todo el cielo volcado en nosotros!

Había olvidado las muñecas.
Ahora él se ha ido.
Lo mismo.
Despacito, por no despertarme... " (fragmento)

Laura Antillano

LAURA ANTILLANO

Laura Antillano nació en Caracas, Venezuela en 1950. Es profesora universitaria, ha publicado novelas, cuentos, ensayos y libros para niños. También incursionó en la producción radiofónica y los guiones para cine y televisión. Entre sus títulos publicados se encuentran Perfume de gardenia (1984), Cuentos de película (1985), La luna no es de pan de horno y otras historias (1987), Solitaria solidaria (1990) y Tuna de mar (1991). Recibió el Premio de Cuentos del diario “El Nacional” en 1977, el Premio Julio Garmendia de la UCV en 1983, el Premio Foncine al mejor guión de largometraje para la infancia y la juventud en 1987, y otros. Actualmente vive en Valencia, Venezuela y preside la Fundación La Letra Voladora.



Laura Antillano
Muñecas

Detrás del velo
el movimiento tenue de los labios,
ojos oscuros
revelan
profundidades
insondables.
En
un lejano lugar
de arena,
se entrena a las niñas
para que no jueguen a las muñecas.

Un cielo
de pájaros
metálicos
lanza bombas incendiarias
disfrazadas
de muñecas.
.
ellas,
con apenas ojos y dedos descubiertos,
ven caer,
con deseo,
a las muñecas
en el desierto,
y con ánimo estóico
se obligan
a renunciar
a la breve historia
de jugar
a ser madres.
En largas noches,
escuchan
los bombarderos
a través del
viento helado
del desierto,
y despiertan
imaginando
sus cuerpos
despedazados
como
muñecas
rotas
en medio
de la arena
del desierto


Laura Antillano

GALERIA DE ECOS


Galeria de ecos
El silencio es el espacio
En el que ahondo en mis propios ruidos
El silencio es el mar donde los pensamientos alcanzan su plenitud,
El silencio es un círculo,
Un espiral que se inicia y termina en mí,
El silencio es abandono,
Desierto,
Encuentro,
Desencuentro,
El silencio es el grito pasivo,
Estridente que no deja escuchar
Las calles empapeladas de murmullos
Fugaces,
Es la contemplación de nuestra nada
Que trascurre en un tiempo impreciso
Y todo es trivial
O inmensamente maravilloso,
O tal vez inconcluso,
Es la suspensión de lo terrenal
Que da paso a lo eterno.
Las ventanas son madrinas, aliadas,
Las montañas son mi origen
En el silencio convergen todas las preguntas,
Que en el aire se condensan
Como ligeras libélulas en libertad
Los silencios,
Mis silencios son hondas que se propagan
En los improvisados pozos
De mi andar.



luna


Juego con "TU" persona.
La luna se cuela a tú fría habitación, son sus rayos lo que calman tus mareas picadas. Lentamente pasa el tiempo, la luna sigue anidada en ti. Antes de que el sol violente esa pacificidad noctambula, colocas tú mano sobre el reloj, que grita histérico al llegar las cinco, y aquí ha comenzado mi juego. Tu mueves suavemente tú cuerpo.Lentamente vas incorporando al mundo despierto, con una suavidad tangible creo ver como tú dices las sílabas de mi nombre, acaricias tus brazos, enciendes la lámpara mientras lanzas tú cabellera al vacío y deshaces el trabajo de las hadas del hilar. Miras en el espejo, ese fantástico brillo que tan bella te hace, y por un instante me das la razón cuando digo que eres más que bella, piensas en mi, una bomba accionas en tú interior y la sangre llega a tus mejillas, vas sintiendo en color del sol en ti, sonríes picaráménte, sigo en tus pensamiento, como me gusta verte, así tan tú. Vas al baño y dejas al agua bendecir tú entero ser, vuelves a pensar en mi y tus ojos recuperan su brillo natural...

Horacio