jueves, 26 de febrero de 2009

hoy siento ganas de llorar...

hoy siento ganas de llorar, o de quemar una estrella,
ver como arde, perderme en su fulgor;
que el barro hoy no me alcanza,
el piano camina sobre arena
y el mar baña incontables caminos de piedra.
hoy siento ganas de llorar, porque morí en una pira,
las sombras crecen en los arboles
e invento desde el trino del relámpago
un rayo de luz infinito
que nace en el océano y muere en la lluvia.
hoy tengo ganas de llorar, solo cenizas del mundo
desgastan mis recuerdos extinguidos,
comunión de gusanos profanando el olvido,
es ahora la calma muda,
cae como neblina.
vertigo de vela.
barro de las cenizas.

polvo, polvo, polvo
al final solo polvo

lunes, 23 de febrero de 2009

micro festival de la voz unica 2006

Rcuerdo de nuestra universidad !!

Yo soy como aquel hombre (Ramón Palomares, Venezuela)


Memoria del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Ramón Palomares nació en Escuque, Venezuela, El 7 de mayo de 1935. Uno de las grandes poetas actuales en lengua castellana. Maestro y espec...
Memoria del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Ramón Palomares nació en Escuque, Venezuela, El 7 de mayo de 1935. Uno de las grandes poetas actuales en lengua castellana. Maestro y especialista en lenguas clásicas. Personaje central del grupo Sardio, y de El techo de la ballena, expresión de la vanguardia poética en su país. Libros de poemas: El reino, 1958; Paisano, 1964; Honras fúnebres, 1965; Santiago de León de Caracas, 1967; El vientecito suave del amanecer con los primeros aromas, 1969; Adiós Escuque (Poemas 1968-1974); Elegía 1830, 1980; El viento y la piedra, 1984; Mérida, elogio de sus ríos, 1985; Poesía (Antología), 1985; Alegres provincias, 1988; Lobos y halcones, 1997. Más recientemente Casa de las Américas editó su antología En el reino de Escuque, 2006. Ha obtenido diversos reconocimientos, entre ellos, el Premio Nacional de Literatura, en 1974 y el Premio Internacional de Poesía Víctor Valera Mora, 2006. Como se afirma en la contrarátula de En el reino de Escuque: "...Existe en la obra de Ramón Palomares algo más que un intento por recuperar la relación mágica con el entorno, y que una recreación de la provincia y de los personajes de la infancia con un sentido mítico, pues, aunque su poesía está definida en estas claves fundamentales, traslada las angustias, desafíos e interrogantes a un plano universal, alimentando y rompiendo a la vez su aparente localismo..." Y nos dice Ramón Palomares: "Estar atento siempre, pendiente de ciertas zonas sensoriales, del sueño, de todo (...). Tú asumes el pájaro y lo encuentras con un espíritu de bosque (...). Tú tienes que salirte del poema como lenguaje y entrar en el poema como la vida, como visión, como sensación, como aire, como piedra, como roce..."

viernes, 20 de febrero de 2009

La pequeña Venecia-Venezuela

Es un pequeño regalo para que reflexionemos!! Todos somos venezolanos !

viernes, 13 de febrero de 2009

RAYUELA CAPITULO 93
JULIO CORTÁZAR





93
Pero el amor, esa palabra... Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación de] amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fájate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.









¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan cómo pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a las perras negras? Miralas ahí en ese poema de Nashe, convertidas en abejas. Y ahí, en dos versos de Octavio Paz, muslos del sol, recintos del verano. Pero un mismo cuerpo de mujer es María y la Brinvilliers, los ojos que se nublan mirando un bello ocaso son la misma óptica que se regala con los retorcimientos de un ahorcado. Tengo miedo de ese proxenetismo, de tinta y de voces, mar de lenguas lamiendo el culo del mundo. Miel y leche hay debajo de tu lengua... Sí, pero también está dicho que las moscas muertas hacen heder el perfume del perfumista. En guerra con la palabra, en guerra, todo lo que sea necesario aunque haya que renunciar a la inteligencia, quedarse en el mero pedido de papas fritas y los telegramas Reuter, en las cartas de mi noble hermano y los diálogos del cine. Curioso, muy curioso que Puttenham sintiera las palabras como si fueran objetos, y hasta criaturas con vida propia. También a mí, a veces, me parece estar engendrando ríos de hormigas feroces que se comerán el mundo. Ah, si en el silencio empollara el Roc... Logos, faute éclatante. Concebir una raza que se expresara por el dibujo, la danza, el macramé o una mímica abstracta. ¿Evitarían las connotaciones, raíz del engaño? Honneur des hommes, etc. Sí, pero un honor que se deshonra a cada frase, como un burdel de vírgenes si la cosa fuera posible.








Del amor a la filología, estás lucido, Horacio. La culpa la tiene Morelli que te obsesiona, su insensata tentativa te hace entrever una vuelta al paraíso perdido, pobre preadamita de snack-bar, de edad de oro envuelta en celofán. This is a plastic's age, man, a plastic's age. Olvidate de la perras. Rajá, jauría, tenemos que pensar, lo que se llama pensar, es decir sentir, situarse y confrontarse antes de permitir el paso de la más pequeña oración principal o subordinada. París es un centro, entendés, un mandala que hay que recorrer sin dialéctica, un laberinto donde las fórmulas pragmáticas no sirven más que para perderse. Entonces un cogito que sea como respirar París, entrar en él dejándolo entrar, neuma y no logos. Argentino compadrón, desembarcando con la suficiencia de una cultura de tres por cinco, entendido en todo, al día en todo, con un buen gusto aceptable, la historia de la raza humana bien sabida, los períodos artísticos, el románico y el gótico, las corrientes filosóficas, las tensiones políticas, la Shell Mex, la acción y la reflexión, el compromiso y la libertad, Piero della Francesca y Anton Weber, la tecnología bien catalogada, Lettera 22, Fiat 1600, Juan XXIII. Qué bien, qué bien. Era una pequeña librería de la rue du Cherche-Midi, era un aire suave de pausados giros, era la tarde y la hora, era del año la estación florida, era el Verbo (en el principio), era un hombre que se creía un hombre. Qué burrada infinita, madre mía. Y ella salió de la librería (recién ahora me doy cuenta de que era como una metáfora, ella saliendo nada menos que de una librería) y cambiamos dos palabras y nos fuimos a tomar una copa de pelure d'oignon a un café de Sèvres-Babylone (hablando de metáforas, yo delicada porcelana recién desembarcada, HANDLE WITH CARE, y ella Babilonia, raíz de tiempo, cosa anterior, primeval being, terror y delicia de los comienzos, romanticismo de Atala pero con un tigre auténtico esperando detrás del árbol). Y así Sèvres se fue con Babylone a tomar un vaso de pelure d'oignon, nos mirábamos y yo creo que ya empezábamos a deseamos (pero eso fue más tarde, en la rue Réaumur) y sobrevino un diálogo memorable, absolutamente recubierto de malentendidos, de desajustes que se resolvían en vagos silencios, hasta que las manos empezaron a tallar, era dulce acariciarse las manos mirándose y sonriendo, encendíamos los Gauloises el uno en el pucho del otro, nos frotábamos con los ojos, estábamos tan de acuerdo en todo que era una vergüenza, París danzaba afuera esperándonos, apenas habíamos desembarcado, apenas vivíamos, todo estaba ahí sin nombre y sin historia (sobre todo para Babylone, y el pobre Sèvres hacía un enorme esfuerzo, fascinado por esa manera Babylone de mirar lo gótico sin ponerle etiquetas, de andar por las orillas del río sin ver remontar los drakens normandos). Al despedirnos éramos como dos chicos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres los tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza, y se sabe que uno se llama Tony y la otra Lulú, y basta para que el corazón sea como una frutilla, y...
Horacio, Horacio.
Merde, alors. ¿Por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegíaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

miércoles, 11 de febrero de 2009

¿Aqué me empujas?...




POESÍA











Llegas, silenciosa, secreta,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.


El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.


Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas.


Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.


Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.


Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente,
abres mis ojos.


Percibo el mundo y te toco,
substancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.


Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.


Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
substancia de mi alma.


Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.


Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.









SILENCIO
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.












Octavio Paz

lunes, 2 de febrero de 2009

Zipper Sonet (Un Tal Lucas)



Fragmento de Un Tal Lucas

Julio Cortazar


Lucas, sus sonetos

Con la misma henchida satisfacción de una gallina, de tanto en tanto
Lucas pone un soneto. Nadie se extrañe: huevo y soneto se parecen por lo
riguroso, lo acabado, lo terso, lo frágilmente duro. Efímeros, incalculables, el
tiempo y algo como la fatalidad los reiteran, idénticos y monótonos y perfectos.
Así, a lo muy largo de su vida Lucas ha puesto algunas docenas de
sonetos, todos excelentes y algunos decididamente geniales. Aunque el rigor y lo
cerrado de la forma no dejan mayor espacio para la innovación, su estro (en
primera y también en segunda acepción) ha tratado de verter vino nuevo en
odre viejo, apurando las aliteraciones y los ritmos, sin hablar de esa vieja
maniática, la rima, a la cual le ha hecho hacer cosas tan extenuantes como
aparear a Drácula con mácula. Pero hace ya tiempo que Lucas se cansó de
operar internamente en el soneto y decidió enriquecerlo en su estructura misma,
cosa aparentemente demencial dada la inflexibilidad quitinosa de este cangrejo
de catorce patas.
Así nació el Zipper Sonnet, título que revela culpable indulgencia hacia las
infiltraciones anglosajonas en nuestra literatura, pero que Lucas esgrimió después
de considerar que el término «cierre relámpago» era penetrantemente estúpido, y
que «cierre de cremallera» no mejoraba la situación. El lector habrá comprendido
que este soneto puede y debe leerse como quien sube y baja un «zipper», lo que
ya está bien, pero que además la lectura de abajo arriba no da precisamente lo
mismo que la de arriba abajo, resultado más bien obvio como intención pero
difícil como escritura.
A Lucas lo asombra un poco que cualquiera de las dos lecturas den (o en
todo caso le den) una impresión de naturalidad, de por supuesto, de pero claro,
de elementary my dear Watson, cuando para decir la verdad la fabricación del
soneto le llevó un tiempo loco. Como causalidad y temporalidad son omnímodas
en cualquier discurso apenas se quiere comunicar un significado complejo,
digamos el contenido de un cuarteto, su lectura patas arriba pierde toda
coherencia aunque cree imágenes o relaciones nuevas, ya que fallan los nexos
sintácticos y los pasajes que la lógica del discurso exige incluso en las
asociaciones más ilógicas. Para lograr puentes y pasajes fue preciso que la
inspiración funcionara de manera pendular, dejando ir y venir el desarrollo del
poema a razón de dos o a lo más tres versos, probándolos apenas salidos de. la
pluma (Lucas pone sonetos con pluma, otra semejanza con la gallina) para ver si
después de haber bajado la escalera se podía subirla sin tropezones nefandos. El
hic es que catorce peldaños son muchos peldaños, y este Zipper Sonnet tiene en
todo caso el mérito de una perseverancia maniática, cien veces rota por
palabrotas y desalientos y bollos de papel al canasto pluf.
Pero al final, hosanna, hélo aquí el Zipper Sonnet que sólo espera del lector,
aparte de la admiración, que establezca mental y respiratoriamente la
puntuación, ya que si esta figurara con sus signos no habría modo de pasar los
peldaños sin tropezar feo.



ZIPPER SONNET

Un Tal Lucas – Julio Cortázar


de arriba abajo o bien de abajo arriba
este camino lleva hacia sí mismo
simulacro de cima ante el abismo
árbol que se levanta o se derriba

quien en la alterna imagen lo conciba
será el poeta de este paroxismo
en un amanecer de cataclismo
náufrago que a la arena al fin arriba

vanamente eludiendo su reflejo
antagonista de la simetría
para llegar hasta el dorado gajo

visionario amarrándose a un espejo
obstinado hacedor de la poesía
de abajo arriba o bien de arriba abajo

¿Verdad que funciona? ¿Verdad que es —que son— bello (s)?
Preguntas de esta índole hacíase Lucas trepando y descolgándose a y de
los catorce versos resbalantes y metamorfoseantes, cuando héte aquí que
apenas había terminado de esponjarse satisfecho como toda gallina que ha
puesto su huevo tras meritorio empujón retro-propulsor, desembarcó procedente
de Sao Paulo su amigo el poeta Haroldo de Campos, a quien toda combinatoria
semántica exalta a niveles tumultuosos, razón por la cual pocos días después
Lucas vio con maravillada estupefacción su soneto vertido al portugués y
considerablemente mejorado como podrá verificarse a continuación:


ZIPPER SONNET


de cima abaixo ou jà de baixo ácima
este caminho é o mesmo em seu tropismo
simulacro de cimo frente o abismo
árvore que ora alteia ora declina

quem na dupla figura assim o imprima
será o poeta deste paroxismo
num desanoitecer de cataclismo
náufrago que na areia ao fim reclina

iludido a eludir o seu reflexo
contraventor da própria simetria
ao ramo de ouro erguendo o alterno braco

visionario a que o espelho empresta um nexo
refator contumaz desta poesia
de baixo ácima o ja de cima abaixo.


«Como verás», le escribía Haroldo, «no es verdaderamente una versión:
más bien una "contraversión" muy llena de licencias. Como no pude obtener una
rima consonante adecuada para ácima (arriba), cambié la convención legalista
del soneto y establecí una rima asonante, reforzada por la casi homofonía de los
sonidos nasales m y n (aciMA y decliNA). Para justificarme (prepararme un alibi)
repetí el procedimiento infractor en los puntos correspondientes de la segunda
estrofa (escamoteo vicioso, trastrocado por una seudosimetría también
perversa)».
A esta altura de la carta Lucas empezó a decirse que sus fatigas
zipperianas eran poca cosa frente a las de quien se había impuesto la tarea de
rehacer lusitanamente una escalera de peldaños castellanos. Trujamán veterano
estaba en condiciones de valorar el montaje operado por Haroldo; un bello juego
poético inicial se potenciaba y ahora, cosa igualmente bella, Lucas podía
saborear su soneto sin la inevitable derogación que significa ser el autor y tender
por lo tanto e insensatamente a la modestia y a la autocrítica. Nunca se le
hubiera ocurrido publicar su soneto con notas, pero en cambio le encantó
reproducir las de Haroldo, que de alguna manera parafraseaban sus propias
dificultades a la hora de escribirlo.
«En los tercetos», continuaba Haroldo, «dejo firmada (confesada y
atestiguada) mi infelix culpa dragománica (N.B.: dragomaníaca). El «antagonista»
de tu soneto es ahora explícitamente un «contraventor»; el «obstinado hacedor
de la poesía», un re-fator contumaz (sin pérdida de la connotación forense...)
desta poesía (de este poema, del Zipper Sonnet), Ultima signatura del échec
impuni: braco (brazo) rimando imperfectamente con abaixo (abajo) en los versos
terminales de los dos tercetos. Hay también un adjetivo «migratorio»: alterna, que
salta del primer verso de tu segunda estrofa («alterna imagen») para insinuarse en
el último de mi terceto segundo, «alterno braco» (¿el gesto del traductor como
otredad irredenta y duplicidad irrisoria?).»
En el balance final de este sutil trabajo de Aracné, agregaba Haroldo: «La
métrica, la autonomía de los sintagmas, la ziplectura al revés, sin embargo,
quedaron a salvo sobre las ruinas del vencido (aunque no convencido)
traditraduttore; quien así, "derridianamente", por no poder sobrepasarlas, difiere
sus diferencias (différences)...».
También Lucas había diferido sus diferencias, porque si un soneto es de por
sí una relojería que sólo excepcionalmente alcanza a dar la hora justa de la
poesía, un zipper sonnet reclama por un lado el decurso temporal corriente y, por
otro, la cuenta al revés, que lanzarán respectivamente una botella al mar y un
cohete al espacio. Ahora, con la biopsia operada por Haroldo de Campos en su
carta, podía tenerse una idea de la máquina; ahora se podía publicar el doble
zipper argentino-brasileño sin irrumpir en la pedantería. Animado, optimista,
mishkinianamente idiota como siempre, Lucas empezó a soñar con otro zipper
sonnet cuya doble lectura fuera una contradicción recíproca y a la vez la
fundación de una tercera lectura posible. A lo mejor alcánzala a escribirlo; por
ahora el balance es una lluvia de bollos de papel, vasos vacíos y ceniceros llenos.
Pero de cosas así se alimenta la poesía, y en una de esas quién te dice, o le dice
a un tercero que recogerá esa esperanza para una vez más colmar, calmar a
Violante.