jueves, 17 de julio de 2008

"Estatua de sal"


Soy un ángel
Que irrumpe en tus noches…
Que busca en la ritualidad
La calma de tu voz
Voy sin importar que tantos mares atraviesas
Solo espero tu voz, abrazo-caricia
Tu voz como una especie de rayo paralizador de temores
Agitador de emociones
Entonces no me importa el aire pesado que no deja respirar
Es que esta complicidad de saber de tu alma mi
De saberme en ti
Se apodera de todo
Y solo puedo sentirme inmensa, como si de pronto me llenara como la luna
Y no puedo robarle versos al poeta
No…
Vivo este poema juntando sonrisas
Amontonando ilusiones
Que bullen de la palabra de tus labios
Esos cuya tibieza no conozco.

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Que especie de siniestro azar
Me golpea siempre hacia la muralla mohosa
Y me hace caminar setenta veces siete en el mismo sendero
Entonces es la misma agua
La misma sal.
Asumo las grietas de la aridez
La suavidad de los días progresa en mí
Despierta la sensibilidad al aire
Tu pasividad asesina
Me contagió.
Remueve en espiral el fuego
Bulle
El verso no se propago en la noche

En cambio mató la incertidumbre
Dejando a Venus en un quebranto total.
Menguando la noche.

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La hondura de esta planicie
Me esta asesinando
Me roba el aire.
La asfixia que consiste en dejar
Gotear los días
Sobre cause congelado
Las mis venas
Mis pies…
Comienzo aullar
En intentos desesperados.
Y estoy un sábado
Sentada en la silla
Visualizando
A esa figurita
Que garabatea no se que frase
Para ver
Si al enunciarla
La hace ser sustancia
Para así perderse en el andar de las verdades.
Pero en esta observación me llega un junio
Que mato
Y me mata.

Yineth Pérez

3 comentarios:

Ceniciento Longinus Jose Luis Colombini dijo...

Me a gustado, paso y dejo mis marcas d elluvia de sal de ternura en estas letras atravesadas por el rocio d ela nostalgia.

Rebeldes Pasivos dijo...

wuaooooooo !!! gracias!! te quiero mucho!!! como siempre !! muchas gracias rufian melancólico.

Ceniciento Longinus Jose Luis Colombini dijo...

Siempre Morena que me acerco a usted, me espanto de mi incultura ahumada de vanidosa rima, de mis machacados sustantivos y mis adjetivos sin gracia y sin talento.
Observo infantilmente como atiza la llama de su pluma y arden enteros colosos cargados de humores avicénicos, curando males que solo con sus pócimas combina, rescatando almas.
No la envidio, pues nunca podré tener lo que usted tiene. Sí la deseo, para penetrarla largamente con la unión de lo profundo y huero. Y después, ser canto de sus cantos, verso entre sus versos, y recuerdo entre sus líneas.
A más no me atrevería, solo a profanar su carne, para abusar de su poesía poderosa y mágica.
Como siempre humildemente suyo