viernes, 15 de agosto de 2008

jueves, 14 de agosto de 2008

El Albatroz

Charles Baudelaire




L'Albtros


Souvent, pour s'amuser, les hommes d'équipage
Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.
A peine les ont-ils déposés sur les planches,
Que ces rois de l'azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons trainer á coté d'eux.

Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule!
Lui, naguére si beau, qu'il est comique et laid!
L'un agace son bec avec un brûle-gueule,
L'autre mime, en boitant, l'infirme qui volait!

Le Poête est semblable au prince des nuées
Qui hante la tempête et se rit de l'archer;
Exilé sur le sol au milieu des huées,
Ses ailes de géant l'empêchent de marcher.
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El albatros


Suelen, por divertirse, los mozos marineros
cazar albatros, grandes pájaros de los mares
que siguen lentamente, indolentes viajeros,
el barco, que navega sobre abismos y azares.
Apenas los arrojan allí sobre cubierta,
príncipes del azul, torpes y avergonzados,
el ala grande y blanca aflojan como muerta
y la dejan, cual remos, caer a sus costados.
¡Que débil y que inútil ahora el viajero alado!
El, antes tan hermoso, ¡que grotesco en el suelo!
Con su pipa uno de ellos el pico le ha quemado,
otro imita, renqueando, del inválido el vuelo.
El poeta es igual ... Allá arriba, en la altura,
¡qué importan flechas, rayos, tempestad desatada!
Desterrado en el mundo, concluyó la aventura:
¡sus alas de gigante no le sirven de nada!

sábado, 2 de agosto de 2008

"Olvidando su naturaleza terráquea"


El pájaro del alambre


quiso volar a mejores dimensiones


olvidando su naturaleza terráquea.


Alzó el vuelo


pero quedo atado


a los cables telefónicos.


Desesperadamente


intento librarse


y un inmenso aleteo


se desato de su cuerpo.




El pájaro de alambra


no pudo escapar


a mejores mundos;


su aletear trajo


como consecuencia


que las palabras


lo ataran a los cables


más y más.


A las diez horas


de lucha


una palabra


le comió el corazón.




Pedro Parayma


(EL LIBRO DE FENRIS)

viernes, 1 de agosto de 2008

Cuando de mi no quede sino un árbol...

MIGUEL OTERO SILVA


Siembra [fragmento]


Cuando de mi no quede sino un árbol,
cuando mis huesos se haya esparcido
bajo la tierra madre;
cuando de ti no quede sino una rosa blanca
que se nutrió de aquello que tú fuiste
y haya zarpado ya con mil brisas distintas
el aliento del beso que hoy bebemos;
cuando ya nuestros nombres
sean sonidos de eco
dormidos en la sombra del olvido insondable;
tú seguirás viviendo en la belleza de la rosa,
como yo en el follaje del árbol
y nuestro amor en el murmullo de la brisa…